Hernias discales: Qué son y cómo diagnosticarlas.

 

¿Qué es una hernia discal?

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La columna vertebral está compuesta por una serie de huesos llamados vértebras que están apilados uno encima del otro. Entre cada par de vértebras se encuentra un disco intervertebral, que consiste en un núcleo gelatinoso en el centro y un anillo exterior fibroso más resistente. Estos discos actúan como amortiguadores naturales y ayudan a proporcionar flexibilidad y movimiento a la columna vertebral. Una hernia discal ocurre cuando el núcleo gelatinoso de estos discos se desplaza o protruye a través del anillo fibroso exterior.Â

 

¿Qué puede causar que se genere una hernia discal?

 

Hay diversos factores que podrían contribuir a que se forme una hernia discal, como:

 

  1. Degeneración gradual del disco: A medida que envejecemos, los discos intervertebrales tienden a experimentar un proceso natural de degeneración. Esto se debe a la pérdida gradual de agua y proteínas en el disco, lo que hace que se vuelva menos flexible y más propenso a sufrir daños. Con el tiempo, el anillo fibroso exterior puede debilitarse y desarrollar grietas o fisuras. Además, el núcleo gelatinoso puede perder su capacidad de retener agua, reduciendo aún más la capacidad de amortiguación del disco. Esta degeneración gradual del disco hace que sea más susceptible a lesiones y puede facilitar la protrusión o herniación del núcleo a través de las grietas del anillo fibroso.

 

  1. Lesiones o traumas en la columna vertebral: Una hernia discal también puede ser causada por una lesión o trauma en la columna vertebral. Esto puede ocurrir debido a movimientos bruscos, levantamiento de objetos pesados, caídas, accidentes automovilísticos u otras lesiones traumáticas en la espalda. Un impacto repentino o una fuerza excesiva pueden ejercer presión sobre el disco y causar la protrusión del núcleo gelatinoso a través del anillo fibroso. Las lesiones o traumas en la columna vertebral también pueden debilitar la estructura del disco, lo que aumenta el riesgo de herniación.

 

Es importante destacar que no todas las personas que experimentan estos factores desarrollarán una hernia discal. La predisposición individual, el estilo de vida, la genética y otros factores pueden influir en la probabilidad de desarrollar una hernia discal.

 

¿Cuáles son los síntomas de las hernias discales?

 

Cuando se produce una hernia discal, el material gelatinoso puede presionar los nervios espinales que se ramifican desde la médula espinal y salen de la columna vertebral. Esto puede provocar síntomas dolorosos y otros problemas, dependiendo de la ubicación de la hernia y qué nervios estén afectados.

 

Los síntomas más comunes de una hernia discal incluyen:Â

 

  1. Dolor: El síntoma más común de una hernia discal es el dolor. La ubicación y la intensidad del dolor pueden variar dependiendo de la ubicación de la hernia y qué nervios están siendo comprimidos. Por lo general, el dolor se localiza en la espalda o el cuello, pero también puede irradiarse hacia otras áreas, como los brazos, las manos, las piernas o los pies. El dolor puede ser agudo, punzante, constante o intermitente, y puede empeorar con ciertos movimientos, como la flexión, la tos o los estornudos.

 

  1. Debilidad muscular: La presión ejercida sobre los nervios espinales afectados por la hernia discal puede debilitar los músculos en las áreas a las que esos nervios se dirigen. Esto puede resultar en debilidad muscular en los brazos, las piernas o los músculos específicos relacionados con los nervios comprimidos. La debilidad muscular puede dificultar actividades como levantar objetos, caminar o sostener cosas con firmeza.

 

  1. Hormigueo o entumecimiento: La compresión de los nervios también puede provocar sensaciones anormales en las áreas afectadas. El hormigueo, conocido como parestesia, es una sensación de hormigueo o pinchazos similares a los que se sienten cuando se «duermen» las extremidades. El entumecimiento es una disminución de la sensibilidad en la zona afectada, lo que puede hacer que sientas que esa parte del cuerpo está «adormecida» o insensible.

 

  1. Dificultad para moverse: En casos más graves de hernia discal, donde hay una compresión significativa de los nervios espinales, es posible que experimentes dificultad para moverte. Esto puede manifestarse como dificultad para caminar, cambios en la postura o limitaciones en el rango de movimiento de la columna vertebral. La debilidad y la pérdida de coordinación también pueden influir en la capacidad para moverse con normalidad.

 

  1. Cambios en los hábitos intestinales y de la vejiga: En casos excepcionales y más graves en los que la hernia discal comprime los nervios que controlan los intestinos y la vejiga, se pueden presentar cambios en los hábitos intestinales y urinarios. Estos cambios pueden incluir dificultad para orinar, pérdida del control de la vejiga o los intestinos, o dificultad para evacuar.

 

¿Cómo se diagnóstica una hernia discal?

 

El diagnóstico de una hernia discal generalmente implica una combinación de prácticas como:

 

  1. Historia clínica: El médico comenzará por realizar una entrevista detallada para obtener información sobre tus síntomas, antecedentes médicos y cualquier evento o lesión que pueda estar relacionado con la aparición de los síntomas. Es importante proporcionar una descripción precisa de tus síntomas, incluyendo la ubicación del dolor, la intensidad, los factores desencadenantes y cualquier otro síntoma asociado.

 

  1. Examen físico: El médico realizará un examen físico minucioso para evaluar tus síntomas y buscar signos físicos que sugieran una hernia discal. Durante el examen, el médico puede evaluar la fuerza muscular, los reflejos, la sensibilidad y la movilidad de la columna vertebral y las extremidades afectadas. También puede realizar pruebas específicas, como el test de Lasègue, para evaluar la respuesta del nervio ciático a la elevación de la pierna.

 

  1. Pruebas de diagnóstico por imágenes:

 

  1. a) Radiografías: Las radiografías pueden ser útiles para descartar otras condiciones y evaluar la estructura general de la columna vertebral, como la alineación de las vértebras y la presencia de problemas óseos, como la osteoartritis.

 

  1. b) Resonancia magnética (RM): La resonancia magnética es una de las pruebas más comunes y efectivas para diagnosticar una hernia discal. La RM utiliza campos magnéticos y ondas de radio para crear imágenes detalladas de los tejidos blandos, como los discos, los nervios y las estructuras circundantes. Permite visualizar la ubicación, el tamaño y la extensión de la hernia discal, así como identificar cualquier compresión de los nervios espinales.

 

  1. c) Tomografía computarizada (TC): La tomografía computarizada utiliza rayos X y una computadora para obtener imágenes transversales detalladas de la columna vertebral. Aunque la TC puede proporcionar imágenes más detalladas de las estructuras óseas que la RM, generalmente se reserva para casos en los que se necesita información adicional, como la evaluación de la anatomía ósea o la identificación de una posible causa de la hernia discal, como una fractura vertebral.

 

  1. d) Mielografía: En algunos casos, se puede realizar una mielografía, que implica la inyección de un tinte contrastante en el espacio alrededor de la médula espinal y los nervios espinales. Luego se realiza una serie de radiografías o una TC para evaluar el flujo del tinte y detectar la compresión de los nervios.

 

Basándose en la información recopilada de la historia clínica, el examen físico y las pruebas de diagnóstico por imágenes, el médico podrá determinar si tienes una hernia discal y determinar la ubicación, la gravedad y los posibles tratamientos adecuados para tu caso específico.Â

 

¿Cómo se trata una hernia discal?

El tratamiento de una hernia discal puede variar según la gravedad de los síntomas, la ubicación de la hernia y la respuesta individual al tratamiento. En general, el objetivo del tratamiento es aliviar el dolor, reducir la inflamación, promover la curación y restaurar la función normal. Algunas posibles opciones de tratamiento podrían ser:

 

  1. Tratamiento conservador:
  • Reposo y modificación de actividades: Descansar y evitar actividades que empeoren los síntomas puede ayudar a reducir la presión sobre el disco herniado y permitir que se cure. Se pueden recomendar cambios en la postura y la ergonomía.
  • Medicamentos: Se pueden prescribir medicamentos para aliviar el dolor y reducir la inflamación, como analgésicos de venta libre (por ejemplo, paracetamol), antiinflamatorios no esteroides (AINEs) o, en casos más graves, medicamentos recetados como los esteroides.
  • Fisioterapia: Los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento específicos pueden mejorar la estabilidad de la columna vertebral, aliviar los síntomas y promover la curación. Los fisioterapeutas también pueden utilizar técnicas como la terapia manual, la tracción espinal y la estimulación eléctrica para aliviar el dolor y mejorar la función.
  • Terapia de calor o frío: La aplicación de calor o frío en la zona afectada puede proporcionar alivio temporal del dolor y reducir la inflamación.

 

  1. Medicamentos:
  • Analgésicos opioides: En casos de dolor intenso y persistente, se pueden recetar analgésicos opioides para un alivio más fuerte del dolor. Sin embargo, se deben usar con precaución debido a su potencial adictivo y efectos secundarios.
  • Relajantes musculares: Estos medicamentos se utilizan para aliviar los espasmos musculares que pueden acompañar a una hernia discal y ayudar a reducir el dolor asociado.

 

  1. Inyecciones epidurales de esteroides: Se pueden administrar inyecciones de corticosteroides en el espacio epidural alrededor de los nervios espinales comprimidos para reducir la inflamación y aliviar el dolor. Estas inyecciones se realizan bajo guía de imágenes, como la fluoroscopia o la tomografía computarizada.

 

  1. Cirugía: En casos graves o cuando los síntomas no mejoran con el tratamiento conservador, se puede considerar la cirugía. Los procedimientos quirúrgicos para tratar una hernia discal pueden implicar la eliminación parcial o total del disco herniado y, en algunos casos, la fusión vertebral para estabilizar la columna vertebral. Sin embargo, la cirugía se considera el último recurso y se reserva para casos selectos en los que los síntomas son graves o progresivos.

 

Es importante destacar que cada caso de hernia discal es único, y el tratamiento adecuado debe ser determinado por un médico en base a la evaluación individual del paciente. Si sospechas que puedes tener una hernia discal o estás experimentando síntomas relacionados, debes buscar atención médica para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

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