El cerebro, el centro de control del cuerpo humano, está delicadamente envuelto por tres capas de membranas protectoras conocidas como meninges: la duramadre, la aracnoides y la piamadre. Aunque estas membranas cumplen una función vital de protección, ocasionalmente pueden ser el sitio de origen de un tipo de tumor cerebral conocido como meningioma. A pesar de su ubicación cerebral, es crucial entender que el meningioma no surge del tejido cerebral en sí, sino de las células de las meninges, específicamente de la capa aracnoidea. Esta distinción es importante, ya que a menudo se clasifican como tumores cerebrales debido a su crecimiento dentro del cráneo y la presión que ejercen sobre el cerebro, los nervios y los vasos sanguíneos adyacentes.
¿Qué es el Meningioma Cerebral?
Como se mencionó, un meningioma es un tumor que se origina en las células de las meninges. Dado que estas membranas recubren todo el cerebro y la médula espinal, un meningioma puede aparecer en prácticamente cualquier lugar dentro del cráneo o, con menos frecuencia, a lo largo de la columna vertebral. De acuerdo con Chen et al. (2020), los sitios más comunes incluyen la convexidad del cerebro, es decir, la superficie externa, la base del cráneo, el seno sagital superior y el surco olfatorio. Vale destacar que su crecimiento suele ser lento, y pueden pasar años antes de que se presenten síntomas, si es que lo hacen.
Síntomas y Complicaciones
Los síntomas de un meningioma dependen en gran medida de su tamaño, ubicación y tasa de crecimiento. Debido a su lento desarrollo, muchos meningiomas, especialmente los pequeños, pueden ser asintomáticos y ser descubiertos incidentalmente durante pruebas de imagen realizadas por otras razones. Sin embargo, algunos autores, tales como Rohringer et al. (2008), indican que, a medida que el tumor crece y ejerce presión sobre las estructuras cerebrales cercanas, pueden aparecer una variedad de síntomas.
- Convulsiones. Son uno de los síntomas más comunes, especialmente si el tumor se encuentra en la superficie del cerebro y comprime la corteza cerebral.
- Dolores de cabeza. Pueden variar en intensidad y frecuencia, a menudo empeorando con el tiempo. Sin embargo, la mayoría de los dolores de cabeza no son causados por tumores cerebrales.
- Cambios neurológicos focales. Dependiendo de la ubicación, pueden incluir:
- Debilidad o entumecimiento en un brazo o una pierna.
- Problemas de visión, como visión doble, pérdida de visión en uno o ambos ojos, o defectos del campo visual.
- Cambios en el sentido del olfato.
- Dificultad para hablar o comprender el lenguaje.
- Problemas de equilibrio o coordinación.
- Pérdida de audición o zumbidos en los oídos.
- Cambios cognitivos y de personalidad. Dificultad para concentrarse, problemas de memoria, confusión o cambios de humor. Estos pueden ser sutiles al principio y progresar lentamente.
- Náuseas y vómitos. Especialmente si el tumor es grande y causa un aumento de la presión intracraneal.
Las complicaciones de un meningioma pueden ser significativas si el tumor no se maneja adecuadamente. Estas incluyen.
- Edema cerebral. Hinchazón del tejido cerebral circundante debido a la irritación o compresión del tumor, lo que puede empeorar los síntomas y aumentar la presión intracraneal.
- Déficits neurológicos permanentes. Daño irreversible a estructuras cerebrales o nervios debido a la compresión prolongada o a complicaciones del tratamiento.
- Hemorragia intratumoral. Aunque raro, un meningioma puede sangrar dentro del tumor, lo que puede causar un inicio repentino y severo de los síntomas.
- Compresión de vasos sanguíneos. Esto puede llevar a un accidente cerebrovascular si se ocluye una arteria importante.
- Recurrencia del tumor. Aunque la mayoría son benignos, existe un riesgo de que el tumor vuelva a crecer, especialmente en los grados II y III.
Factores de Riesgo
Aunque la causa exacta de los meningiomas no siempre es clara, se han identificado varios factores de riesgo.
- Sexo Femenino. Las mujeres tienen el doble de probabilidades de desarrollar meningiomas que los hombres, lo que sugiere un posible papel hormonal. Louis et al. (2021) consideran que, la presencia de receptores de progesterona en muchos meningiomas apoya esta teoría.
- Edad Avanzada. El riesgo aumenta con la edad, siendo más comunes en personas mayores de 60 años.
- Exposición a Radiación Previa. Newton et al. (2017), indican que la radioterapia en la cabeza, especialmente en la infancia, es un factor de riesgo establecido para el desarrollo posterior de meningiomas.
- Trastornos Genéticos. La neurofibromatosis tipo 2 (NF2) es un trastorno genético raro que aumenta significativamente el riesgo de desarrollar múltiples meningiomas.
- Obesidad. Algunos estudios, como el de Wiemels et al. (2018), sugieren una posible asociación entre la obesidad y un mayor riesgo de meningioma, aunque se necesita más investigación para confirmar esta relación.
Diagnóstico y Tratamiento
El diagnóstico de un meningioma generalmente se realiza mediante técnicas de neuroimagen. La resonancia magnética (RM) cerebral con contraste es la prueba de elección, ya que proporciona imágenes detalladas del tumor y las estructuras circundantes. La tomografía computarizada (TC) también puede ser útil, especialmente para visualizar calcificaciones o cambios óseos.
En cuanto al tratamiento del meningioma, este va a depender de varios factores, incluyendo el tamaño y la ubicación del tumor, la presencia de síntomas, la edad y el estado de salud general del paciente, y el grado histológico del tumor. Las opciones de tratamiento incluyen.
- Observación Vigilante («Wait and Watch«). Para meningiomas pequeños, asintomáticos y de crecimiento lento, especialmente en pacientes mayores o con otras condiciones médicas, la estrategia puede ser la observación con RM periódicas para monitorear el crecimiento.
- Cirugía (Resección Quirúrgica). Es el tratamiento de primera línea para meningiomas sintomáticos o grandes. El objetivo es la extirpación completa del tumor, si es posible y seguro, para aliviar los síntomas y prevenir la recurrencia. Sin embargo, para Komotar et al. (2018), la ubicación del tumor a veces puede dificultar una resección completa, sin riesgo significativo para estructuras vitales.
- Radioterapia/Radiocirugía.
- Radiocirugía estereotáctica. Utiliza haces de radiación altamente enfocados para administrar una dosis alta a un tumor pequeño y bien definido, con mínima exposición al tejido sano circundante. Es una opción para tumores pequeños que no pueden ser operados, o para el tratamiento de remanentes tumorales después de una cirugía parcial.
- Radioterapia fraccionada. Se administra en múltiples sesiones de menor dosis durante varias semanas, Rogers et al. (2010), indica que se utiliza para tumores más grandes o aquellos que están cerca de estructuras sensibles, o después de una resección incompleta de tumores de mayor grado.
- Quimioterapia y Terapias Dirigidas. Este tratamiento, raramente se utilizan para meningiomas, ya que estos tumores suelen ser resistentes a la quimioterapia tradicional. Sin embargo, en casos de meningiomas malignos o recurrentes, se están investigando nuevas terapias dirigidas que actúan sobre vías moleculares específicas del tumor.
¿Existe una manera de prevenir el Meningioma Cerebral?
Dado que la mayoría de los factores de riesgo identificados, como la edad, el sexo o la predisposición genética, no son modificables, la prevención primaria del meningioma cerebral es bastante limitada. Sin embargo, existen algunas consideraciones.
- Evitar la exposición a radiación innecesaria. Si bien la radiación es un factor de riesgo conocido, su uso en entornos médicos está estrictamente controlado para minimizar el riesgo. Evitar exposiciones innecesarias a radiación ionizante, como múltiples tomografías computarizadas sin un propósito claro, podría considerarse una medida preventiva, aunque el riesgo absoluto de desarrollar un meningioma por estas exposiciones es bajo.
- Control de la obesidad. Si futuras investigaciones confirman una fuerte correlación entre la obesidad y el riesgo de meningioma, mantener un peso saludable a través de una dieta equilibrada y ejercicio regular podría ser una estrategia preventiva.
- Manejo de condiciones genéticas. Para individuos con neurofibromatosis tipo 2 (NF2), el monitoreo regular es crucial para la detección temprana de meningiomas y otros tumores asociados.
Aunque no existe una forma garantizada de prevenir el meningioma cerebral, el conocimiento de los factores de riesgo y la atención médica regular son fundamentales. La detección temprana a través de la vigilancia en grupos de riesgo o la investigación de síntomas inexplicables sigue siendo la mejor estrategia para un manejo exitoso de esta condición.
Fuentes:
Chen, S., Li, D., Gu, S., & Cai, X. (2020). Epidemiology and characteristics of intracranial meningiomas: An analysis of 36,444 cases in the Surveillance, Epidemiology, and End Results (SEER) database. Journal of Clinical Neuroscience, 74, 148-154.
Rohringer, M., Sutherland, G. R., Louw, D. F., & Sima, A. A. (2008). Incidence and clinicopathological features of intracranial meningiomas. Journal of Neurosurgery, 109(6), 1140-1147.
Louis, D. N., Perry, A., Wesseling, P., Brat, D. J., Cree, I. A., Figarella-Branger, D., … & Reifenberger, G. (2021). The 2021 WHO Classification of Tumors of the Central Nervous System: a summary. Neuro-Oncology, 23(8), 1231-1251.
Wiemels, J. L., Wiencke, J. K., & Wrensch, M. R. (2018). Epidemiology of meningioma. In: Meningiomas: A Comprehensive Approach. Springer, Cham.
Rogers, L., Cha, S., & Lawton, M. T. (2010). Radiotherapy for Meningiomas. Seminars in Radiation Oncology, 20(4), 239-247.
