La neurocirugía, una de las especialidades médicas más complejas y exigentes, ha experimentado una transformación radical gracias a la incorporación de la tecnología robótica. El cerebro, un órgano de complejidad inigualable, exige una precisión extrema, y es por ello que técnicas de vanguardia como el uso del brazo robótico para realizar una biopsia cerebral representa un salto cualitativo en términos de precisión, seguridad y resultados para el paciente. Sin duda, una herramienta innovadora que no solo facilita el procedimiento, sino que también redefine el estándar de cuidado en el diagnóstico de lesiones cerebrales.
¿Qué es un brazo robótico quirúrgico?
Un brazo robótico quirúrgico consiste en un dispositivo electromecánico de alta precisión diseñado para asistir al cirujano durante procedimientos mínimamente invasivos. Se compone de múltiples articulaciones o grados de libertad que imitan, y en muchos casos superan, la destreza y el rango de movimiento de la mano humana.
Es importante mencionar que, estos sistemas no son autónomos; de hecho, son controlados por el cirujano, quien opera desde una consola. La principal ventaja de estos brazos radica en su capacidad para escalar movimientos, filtrar el temblor fisiológico del cirujano y realizar movimientos que serían imposibles con instrumental manual, todo ello con una exactitud submilimétrica.
Estos sistemas constan típicamente de tres partes:
- Consola de Control. Donde el cirujano manipula los joysticks y ve una imagen amplificada, a menudo en 3D.
- Brazo Robótico (o Brazos). Consiste en una serie de soportes articulados que sostienen los instrumentos quirúrgicos (cánulas de biopsia, pinzas, entre otros) y ejecutan los movimientos con una precisión milimétrica.
- Sistema de Navegación o Guía. Se trata de un software avanzado que, basado en imágenes preoperatorias de alta resolución (Resonancia Magnética – RM o Tomografía Computarizada – TC), crea un mapa tridimensional del cerebro, lo que permite al cirujano poder visualizar y planificar la trayectoria más segura para el paciente.
Biopsia cerebral asistida por la tecnología
Una biopsia cerebral es un procedimiento neuroquirúrgico, que es de gran valor para que los especialistas puedan dar un diagnóstico preciso, y para lograrlo, es necesario obtener una pequeña muestra de tejido de una lesión o masa dentro del cerebro. Una vez obtenida la muestra, se da inicio a la realización de una serie de análisis patológicos, y así poder establecer un diagnóstico, típicamente para diferenciar entre un tumor, una infección o una enfermedad inflamatoria.
Debido a la naturaleza crítica del órgano, la precisión es primordial. Un error de incluso un milímetro puede ocasionar terribles consecuencias, dañando estructuras neurales funcionales o vasos sanguíneos importantes.
Tradicionalmente, este procedimiento se realizaba mediante técnicas de estereotaxia basadas en un marco rígido o, más recientemente, en sistemas de navegación sin marco. Sin embargo, estos métodos pueden ser susceptibles a pequeños errores de setup o a las limitaciones de la destreza humana en la colocación final de la aguja.
Pero, la tecnología ha sido la clave para evolucionar en el área de la medicina, por ejemplo, con la biopsia cerebral asistida por brazo robótico, la cual se basa en la técnica de estereotaxia, que es un método para localizar estructuras cerebrales en un sistema de coordenadas tridimensionales (, , ), pero más preciso y seguro.
En la práctica, la biopsia cerebral por brazo robótico se puede simplificar en las siguientes etapas.
- Planificación (Preoperatoria). Se obtienen imágenes (RM o TC) para identificar la lesión (el punto diana) y, lo más importante, planificar una trayectoria más segura, que evite vasos sanguíneos críticos y áreas funcionales vitales del cerebro.
- Registro y alineación. El brazo robótico o sistema de guía se alinea con el cráneo del paciente y con el mapa tridimensional creado en el software. El robot se posiciona automáticamente o de forma guiada en la trayectoria exacta planificada por el neurocirujano.
- Ejecución mínimamente invasiva. La toma de la muestra se realiza a través de una incisión mínima, por eso se dice que es una técnica de invasión mínima. El brazo robótico inserta la cánula de biopsia a lo largo de la trayectoria definida, llegando al punto diana para tomar la muestra de tejido.
El sistema garantiza que la aguja no se desvíe del trayecto planeado, un factor crucial cuando la lesión se encuentra en zonas profundas o de difícil acceso, como el tronco encefálico o los ganglios basales, sin necesidad de una craneotomía abierta y extensa.
Máxima precisión, disminución del error humano
La introducción del brazo robótico en la neurocirugía marca un antes y un después en la neurocirugía moderna. El brazo robótico, más que una simple herramienta, en realidad simboliza la integración de la ingeniería de precisión con la práctica médica avanzada. Se trata de una tecnología que asegura una reproducibilidad y una constancia que superan las capacidades humanas, incluso en los entornos más estresantes.
Sin duda, la integración del brazo robótico es una clara apuesta por la eficiencia y la precisión en neurocirugía, gracias a su precisión submilimétrica. Los sistemas robóticos estereotácticos pueden reducir el potencial de error humano al ejecutar movimientos, ya que eliminan el temblor fisiológico y replican la trayectoria con una exactitud mecánica, y en el caso de la biopsia cerebral, la precisión es sinónimo de seguridad y certeza diagnóstica.
- Seguridad. Un mínimo desvío durante el procedimiento, puede causar una hemorragia o un daño neurológico permanente. El robot minimiza este riesgo al asegurar que la cánula evite estructuras vasculares y funcionales críticas, tal como fue planificado por el especialista.
- Certeza. La precisión garantiza que la muestra de tejido se obtenga exactamente de la lesión patológica y no del tejido sano circundante, lo que históricamente ha sido un desafío con la estereotaxia convencional, ya que en este procedimiento tradicional, se logra un diagnóstico correcto en el 80% al 99% de los casos, y la asistencia robótica refuerza esta certeza.
Además de la biopsia, esta tecnología resulta ser de gran utilidad para la ejecución de otros procedimientos funcionales complejos, como la implantación de electrodos para la Estimulación Cerebral Profunda (DBS) o para la detección de focos epilépticos (SEEG), donde la colocación del electrodo debe ser exacta.
Ventajas y desventajas de esta tecnología
El uso del brazo robótico en la biopsia cerebral facilita significativamente el procedimiento, especialmente en lesiones profundas. Sin embargo, como toda tecnología de alta gama, presenta un balance de beneficios y desafíos, que merece ser considerado por el especialista en neurología.
Ventajas
- Máxima precisión. Permite la ejecución de trayectorias submilimétricas, eliminando el temblor humano.
- Mínima invasión. Al requerir de incisiones más pequeñas, el paciente tendrá menos dolor y menor riesgo de infección.
- Menor morbilidad/complicaciones. Menor pérdida de sangre, menor riesgo de complicaciones neurológicas y tasas de infección más bajas.
- Recuperación rápida. El paciente podrá apreciar un tiempo de hospitalización más corto y un rápido retorno a las actividades cotidianas.
- Mayor rango de movimiento. La articulación de los brazos permite maniobrar en ángulos y espacios estrechos, movimientos que serían imposibles para la mano humana.
Desventajas
- Alto costo. La adquisición, el mantenimiento y los instrumentos desechables son costosos, lo que encarece el procedimiento y limita su acceso.
- Curva de aprendizaje. Requiere una formación específica y una gran experiencia por parte del neurocirujano y del personal de apoyo, un recurso un poco limitado en la actualidad.
- Menor sensación táctil. El cirujano opera a distancia, por lo que pierde el feedback táctil directo.
- No aplicable a todos los casos. La tecnología no es adecuada para todos los pacientes o para todas las patologías, por lo que es necesario que el especialista realice una cuidadosa selección de casos.
La biopsia cerebral asistida por brazo robótico es un claro ejemplo de cómo la innovación tecnológica está transformando la neurocirugía, haciendo los procedimientos diagnósticos más seguros, eficientes y menos invasivos. Es importante recordar que, el brazo robótico no es un sustituto del cirujano, sino una herramienta de apoyo que amplifica su habilidad y precisión, para poder abordar lesiones que antes se consideraban inoperables o demasiado arriesgadas para un diagnóstico por biopsia. Y, aunque el alto costo sigue siendo un impedimento para su difusión global, el futuro de la neurocirugía apunta innegablemente hacia la integración de este tipo de tecnología de alta precisión.
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